Promoción de la lactancia materna. Perspectivas críticas, diálogos feministas y ampliación del modelo teórico

Un artículo clave recién publicado en la Revista de Lactancia Materna nos invita a reflexionar: más allá de los beneficios fisiológicos, la promoción de la lactancia necesita una perspectiva multidimensional (antropología, estudios de género…). ¡El debate está abierto!

En el presente trabajo se realiza, tras un análisis exhaustivo de la bibliografía al respecto, una exposición de los puntos principales que articulan el diálogo-debate con perspectiva de género alrededor de la práctica lactante. Para ello se han incluido tanto las argumentaciones extremadamente críticas de corrientes feministas de corte posmoderno-beauvoiriano como el potente argumentario a favor de los nuevos movimientos lactivistas, donde participan numerosas investigadoras del ámbito de las ciencias sociales.

En este debate-diálogo entre corrientes feministas en torno a la práctica de la lactancia materna y su promoción es de suma importancia abordar específicamente un aspecto clave: la aparente obligación de las madres que amamantan a constreñirse dentro de unos roles clásicos de género (mujer cuidadora, enclaustrada en el ámbito doméstico). Lo expuesto hasta ahora sobre el enfoque feminista de la lactancia nos proporciona respuestas válidas y fundamentadas a esta cuestión: ninguna mujer está obligada a dar el pecho a su cría, ni por motivos esencialistas ni por mandato de género y, muchos menos, por dictamen médico-sanitario. Más todavía cuando sigue sin afrontarse satisfactoriamente el verdadero reto para que esta práctica se lleve a cabo dentro de unos parámetros realmente igualitarios y, por consiguiente, incompatibles con los roles clásicos de género, con la división tradicional de espacio privado-público y con el afianzamiento de los privilegios masculinos y de su negligente e irresponsable ausencia de aspectos relativos a la crianza de su propia descendencia.

Los argumentos feministas, muchos de ellos surgidos desde el propio lactivismo, hacen también especial hincapié en que la lactancia no es solo una cuestión de las madres pues compete a todo el entorno lactante, comenzando por la propia pareja (si la hubiera), siguiendo por la familia, hasta llegar a toda la sociedad y finalizando por las instituciones estatales responsables: administraciones públicas sanitarias, sociales, laborales y económicas.

Si el resultado de promocionar esta práctica es que la mujer que decide amamantar se vea obligada a regresar obligatoriamente al ámbito doméstico y a tareas exclusivas de cuidado y crianza, sin ninguna implicación de su entorno sociofamiliar, podemos decir entonces que dicha promoción no es igualitaria y, por tanto, debería corregirse.

Dicha promoción no debe ni puede estar exclusivamente centrada en las madres, aunque contenga todos sus beneficios físico-emocionales-sociales en sus supuestos teóricos, aunque se trate de empoderarlas en su decisión de amamantar, aunque se reciba un apoyo entre iguales: si no integramos todos los entornos que afectan la lactancia, en especial el paterno –por su peso cultural y estadístico, no se puede considerar realmente una promoción feminista de la lactancia.

¡Como profesionales sanitarios, es crucial entender este debate para apoyar mejor a las madres!